miércoles, 17 de octubre de 2012

Merkel en estado puro

La UE intenta aprender a bailar con lobos: a no tratar a los mercados como dioses o demonios, sino como socios temibles e inevitables a la vez. Los mercados llevan dos años y medio refundando el euro. Y acaban de decretar un impasse de espera: la Unión perfila un acuerdo de mínimos para la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra a partir del jueves en Bruselas. En esa reunión, los líderes europeos buscarán desesperadamente mantener ese precario equilibrio que han decretado los mercados para la crisis del euro, pasar por alto desavenencias y desencuentros –que los hay, a montones— y seguir avanzando sin accidentes de gravedad. Ganar algo de tiempo, en fin, para poner negro sobre blanco el indulto a Grecia (Atenas tendrá dos años más para cumplir el déficit y mejores condiciones para no seguir cavando en el pozo de su profunda recesión) y acabar de negociar, de una vez por todas, el rescate a España. Con la pax romana de los mercados todo eso es más fácil: Berlín dio ayer claras señales de que las medidas para Atenas y Madrid están muy, muy cerca. Tanto, que fuentes comunitarias esperan que, si la cumbre sale bien, el arreón final para Grecia y España llegue en un Eurogrupo (con los ministros de Economía del euro) a finales de este mes o en los primeros días de noviembre.